sábado, 14 de marzo de 2009
El Rojo
Erik Thorvaldsson, conocido en las historias marinas como “Erik El Rojo” (c. 950 - c. 1003), por el color de su pelo, fue un famoso pirata y comerciante danés, de un temperamento bastante fuerte, como uno se imagina -o como nos los pintan las historias- habrán sido los piratas vikingos del norte de Europa de aquella época. Pero El Rojo parece que era malo, en realidad. Cuentan que hacia el año 950, Erik tuvo que huir de Noruega por haber matado a alguien en una pelea. Fue trasladado a Islandia, donde, en otro incidente, hacia el 981, fue expulsado nuevamente por matar a otros dos hombres (ya uno se imagina el carácter, no?).
Exiliado, y quizás sin mucha otra cosa que hacer, El Rojo se lanzó a la aventura: buscar unas tierras mencionadas por un explorador antiguo, las que estarían hacia el oeste de Noruega, por ahí (Imaginate, Colón vino buscando las Indias. Así que los exploradores de antes no eran muy fiables que digamos). Pero fue así que este vikingo argel, tras una travesía fantástica, rescatada luego en historias populares, alcanzó una enorme isla que bautizó, en danés: Grønland, que significa tierra verde.
El nombre de Groenlandia nacía así con la intención de dar una falsa imagen de fertilidad para atraer a futuros colonos, de una tierra que, si bien tenía mejores condiciones climáticas en aquella época, no dejaba de ser un territorio hostil y frío.
Tras tres años de recorrer estas costas y tras cumplida su condena, El Rojo volvió a Islandia con las historias de aquella “tierra verde” descubierta. Logró venderle la historia de Groenlandia a un grupo de familias aventureras y en 985 salieron con ese rumbo 25 barcos, de los cuales solo 14 llegaron a destino. El asentamiento llegó a los 3.000 habitantes, pero unos inmigrantes llegados en 1002 trajeron también una epidemia que diezmó la población, víctima de la cual murió Erik en el invierno del 1003. La población se recuperó poco después hasta que la Pequeña Edad de Hielo acabó finalmente con ellos en el siglo XV.
Estos primeros colonos se convirtieron en los primeros exploradores de esa difícil región del mundo. Debido a lo crudo y particular del clima y del paso de las estaciones en esa inhóspita tierra, los habitantes del Groenlandia medían las distancias en “sinik”, o sea, en "sueños". Es decir, los sinik representaban el número de pernoctas que duraba un viaje de un punto a otro. Esta medida de tiempo aún es utilizada por los habitantes de esos territorios gélidos.
Cuentan también que EL Rojo tuvo cuatro hijos –rojos también, seguramente-, entre los cuales estaba Leif Eriksson, quizás el primer europeo en colonizar América, cinco siglos antes que Colón. Probablemente, Leif, en su paso por América se guió por los sinik para medir la cantidad de trayecto avanzado. Quizás de aquella época, también, que andamos midiendo en sueños nuestros tiempos en esta difícil América, como herencia de aquellos aventureros. Y es de ahí quizás la moraleja de la historia del Eric y su descendencia: que sigamos soñando, que sigamos avanzando.
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