En estos
días estuve haciendo una suerte de ejercicio televisivo: Ver simultáneamente todos los noticieros locales del mediodía.
Es decir, hacer zapping entre los canales para ver qué estaban pasando de
noticias.
El objetivo era encontrar a Horacio Cartes, presidente de la República del
Paraguay. Imaginaba que, siendo
él el jefe de Estado y estando la situación así como está, tendría que aparecer
en algún momento para aclarar, explicar o mínimamente
opinar sobre el acontecer nacional.
Hice el
ejercicio durante algunos días, pero Cartes no apareció. Eventualmente surgió su nombre en alguna
información relacionada, pero no lo vi ni le escuché emitir palabra.
Si bien mi
observación fue básica, no me dejó de extrañar que el presidente de un país
consternado por el secuestro de un joven desde hace ya casi 30 días por un
grupo que el mismo gobierno ha dado categoría de guerrilla, que
se encuentra en un momento delicado del proceso por la masacre de Curuguaty,
cuyo juicio tiene cuestionamientos a nivel internacional, que acaba de afrontar
una huelga general que lo paralizó en un 80%; de un país donde chicos son
ajusticiados en un centro de rehabilitación juvenil a cargo del Estado, un
presidente que tiene denuncias internacionales por contrabando de cigarrillos, y una larga lista de etcéteras que afectan a la nación, no de la cara con la
frecuencia que exige el momento.
Comentaba
un colega asignado a la cobertura presidencial que Cartes comparte mucho sus tiempos entre sus actividades oficiales y las cuestiones de la
dirigencia del fútbol. Pero ni de fútbol lo escuché hablar en estos días (vi hasta
los informes deportivos).
Si bien se
puede analizar el tema a partir de la ¨mirada¨ que tengan algunos
medios sobre la cobertura presidencial, mi hipótesis es más simple: Después del ¨usen
y abusen¨ y otros despistes de Cartes, los referentes del Partido Colorado han
decido guardarlo.
Ya en las
internas y durante la campaña hacia las elecciones, Cartes de alguna forma
rehuyó bastante de las cámaras, las entrevistas y los debates públicos.
Fue así que Telefuturo le dio la gran salida de los debates (¿!)
personalizados, con presencia de un solo candidato.
Tampoco
extraña por ello que el senador Galaverna –quien había bajado totalmente el
perfil durante la campaña para no espantar votos- haya aparecido nuevamente en el centro del escenario, embanderado de sus discursos de insultos y prepotencia,
para concentrar la atención de los medios. Un duelo verbal con su colega y
correligionaria Blanca Ovelar bastó para instalarse como el tema central.
El aluvión
de inversores extranjeros, que fue la carta con que Cartes trató ganar de primera la mano del
proyecto de Alianza Público Privada, terminó abruptamente. Desaparecieron
los empresarios que hacían cola para entrevistarse con el titular del
Ejecutivo. Era hora inventar algo para llenar el hueco en los noticieros. ¿Quizás algún ataque del EPP, un conflicto en el Partido o algún congresista que salga con alguna burrada?
Mientras se cocinaba la subida de Froilán Peralta como rector Universidad Nacional de Asunción, en un abierto y grosero hecho de injerencia política en el destino de la UNA, Cartes estaba en el Vaticano, participando de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, además de la misa en honor a "Chiquitunga" Guggiari. La noticia ocupó algunos espacios en
los informativos de la tv.
¡Por fin
apareció Cartes! Apareció, si,
pero sin mayores repercusiones. Dijo que el papa Francisco probablemente,
quizás, venía al Paraguay. Y hasta ahí.
Lo cierto es que, según los noticieros, el EPP sigue activo y el operativo para combatirlo no da pie con bola, las recetas económicas no están resultando y siguen abajo los índices de pobreza, los sojeros y ganaderos continúan haciendo lo que se
les antoja en el campo, arrasando bosques y fumigando poblaciones con protección policial; los noticieros dicen que la inseguridad crece en progresión geométrica, que los grandes robos al Estado siguen campantes en total impunidad... Que, a un año de gestión, el
gobierno sigue sin mostrar los resultados que necesita el país con urgencia. Mientras, sigue el silencio de Cartes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario