Por Arturo Peña
Destacada figura del ámbito cultural, tanto
a nivel nacional como internacional. Es Abogado por la Universidad Católica,
curador y crítico de arte. Es vicepresidente de la Fundación Carlos Colombino y
director del Museo de Arte Indígena del Centro de Artes Visuales / Museo del
Barro. Es autor de la Ley Nacional de Cultura 3051/06. Fue Director de Cultura
de la Municipalidad de Asunción y Ministro de Cultura, cargo donde le cupo
organizar los festejos del Bicentenario de la República del Paraguay, en el
2011. Ha recibido numerosas distinciones de entidades y gobiernos extranjeros.
Tiene escritos varios libros sobre arte y cultura del Paraguay y de América
Latina.
Ticio
Escobar es uno de los referentes de la cultura paraguaya. Su trayectoria como
escritor, crítico de arte y gestor cultural es reconocida aquí y en el
exterior, y su trabajo en este ámbito ha llevado a que nuestras expresiones
culturales sean conocidas y reconocidas en diversas esferas.
Esta
trayectoria le ha valido ahora una distinción muy especial, la que él mismo
considera como la más importante que le hayan hecho en el país. El próximo
martes, la Junta Municipal de la Ciudad de Asunción, lo declarará “Hijo
dilecto” de esta capital (http://www.jma.gov.py/v1/?p=11977).
¿Cómo recibe la distinción de "Hijo
dilecto de la ciudad de Asunción"?
Muy
complacido. He recibido algunas distinciones internacionales, pero esta
significa el reconocimiento más importante que recibiré en mi país, en mi
ciudad. Entonces, me siento, por un lado, halagado en lo personal; por otro,
reconocido en el ámbito de mi trabajo que es la cultura, no siempre tenida en
cuenta como un espacio de importancia en la constitución de la esfera pública.
Me ilusiona que este reconocimiento es una apuesta al ámbito cultural y un
aliento para quienes se trabajan en él.
Además de un premio a su trayectoria
cultural, es un reconocimiento también a su trabajo por la ciudad de Asunción.
Trabajar
en la Municipalidad, como Secretario de Cultura, constituyó una escuela
importante para mí, tanto en el ámbito de las políticas culturales, como en la
gestión, el manejo de la cosa pública, la cocina de la administración, los
gajes del hacer político y el trato con los sectores culturales asumido desde
otra posición interlocutoria. Asunción significa mucho para mí: aquí nací y
viví todo el tiempo.
Me
interesa su cultura entendida en sentido amplio: como terreno del arte y lugar
del patrimonio, pero también como dimensión urbanística, cívica y ambiental;
como ágora ciudadana. Asunción es madre de ciudades también en relación con el
interior del país; más allá de la necesidad de la descentralización, es
importante asumir la importancia que tiene la capitalidad y la responsabilidad
que ella implica en su proyección sobre todo el territorio nacional.
¿Cómo ve el hecho de que la Junta
Municipal coincida, en todas su bancas, en otorgarle esta distinción, mientras
que desde otro sector estén criticando su administración del Bicentenario?
Mis
partidos son la cultura y los derechos humanos; o podría resumir y decir
simplemente que mi partido es la cultura con un enfoque de derechos. Por un
lado, siempre me ocupé de estudiar y promover la cultura indígena, popular y
urbana, básicamente desde el Museo del Barro. Por otro, milité en contra de la
dictadura y asumí posiciones, radicales muchas veces, ante toda forma de
corrupción, mediocridad pública, injusticia y autoritarismo. Esto me condujo a
estar preso en cuatro ocasiones durante la dictadura. Pero mi posición no
cambió, aunque se moderara la radicalidad de sus manifestaciones.
Ahora
bien, a partir del comienzo de la transición democrática y, especialmente, de
la alternancia gubernamental, esta posición no supone una actitud fija e
intolerante. Creo que la escena actual exige negociación y articulación de
posiciones en pos de objetivos compartidos, en última instancia el bien común.
Este hecho permite que pueda coincidir con distintos partidos políticos en
objetivos culturales democratizadores.
Quienes
buscan ensuciar la memoria del Bicentenario no hacen más que intentar encubrir
su ineficacia como gestores públicos. Creen que desprestigiando la alegría
popular (tratándola de “carnaval”), desacreditarán un gobierno determinado. Se
equivocan: la conmemoración de la Independencia fue producto de muchos
factores, entre los cuales, el entusiasmo ciudadano fue determinante. Con gente
apática jamás se hubiera podido alcanzar el espíritu de los Vy’a Guasu.
El 2011 probablemente fue el año
histórico para la cultura paraguaya ¿Qué nos falta para no perder ese impulso?
Las
condiciones cambiaron bruscamente: el golpe de Estado rompió el clima de
tolerancia, respeto y cohesión social que fundamentó el Bicentenario. Es
difícil que pueda recuperarse pronto un momento especial de consenso público.
Desde Curuguaty no tenemos muchos motivos para estar contentos y unidos.
¿Cuáles son sus actividades actuales y
qué proyectos tiene adelante?
He
retomado mi actividad de los años anteriores a mi gestión pública: escribo, doy
clases, dirijo curadurías, trabajo en el Museo del Barro, participo de la
actividad pública referida al ámbito que me interesa.
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