Por Arturo Peña
Llegar hasta El Solitario desde la capital implica al menos dos días de viaje. Pernoctar en un punto del trayecto y luego recorrer un difícil camino, en medio de la naturaleza agreste del Chaco, hasta alcanzar casi a la costa del río Pilcomayo y el límite fronterizo con Argentina, unos 720 kilómetros de camino en total.
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En la pequeña comunidad funciona una escuelita donde estudian unos 50 chicos. Foto Gentileza
Es difícil llegar y, de hecho, no llegan muchas cosas: no llegan demasiados insumos, tampoco el servicio de transporte, el agua potable ni la luz eléctrica. Una cruda realidad que afecta a muchas comunidades del Chaco y del Paraguay.
Hay sin embargo una energía especial, la de unos 50 niños y niñas que conviven allí. Un pequeño universo casi olvidado de chicos que, a pesar de las adversidades, viven su día a día con esfuerzo, con entusiasmo; un hogar en medio del bosque chaqueño donde estudian, juegan, sueñan.
Los pequeños son dejados allí por sus padres, en su mayoría peones de estancias de la zona que no pueden tenerlos con ellos. Hasta hace poco, al bajar el sol, no quedaba ya mucho que hacer en El Solitario. La tenue luz de las velas apenas servía para realizar algunas pocas tareas. Pero ahora, hace apenas unas semanas atrás, y luego de unos 20 años de vida y espera, en El Solitario la esperanza se iluminó.
Una interesante iniciativa impulsada por la Fundación Moisés Bertoni (www.mbertoni.org.py) y apoyada por firmas locales, en especial por Inpaco, empresa paraguaya dedicada a la fabricación de conductores eléctricos (www.inpaco.com.py), se hizo realidad. Se trata del proyecto “La luz del solitario” (www.laluzdelsolitario.com.py), que consistió en dotar de energía eléctrica a la comunidad mediante la utilización de paneles solares.
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Laura Villalba, Yan Esperanza, de la Fundación Bertoni, y Victor Viveros,
de Inpaco, en la presentación del proyecto. Foto Arturo Peña











La bióloga Laura Villalba, de la Fundación Moisés Bertoni, coordinadora de la Iniciativa Chaco Trinacional, cuya acción abarca la cuenca del Pilcomayo, explicó que El Solitario se encuentra dentro de radio de trabajo de la ong, pero que allí identificaron una situación muy particular, “que fue la de la cantidad de chicos que viven ahí casi todo el año, ya que no pueden trasladarse a diario a sus casas por las distancias; es como un internado, sin energía eléctrica ni agua potable. Entonces comenzamos a pensar en soluciones, en cosas que podríamos hacer para mejorar la vida en esa comunidad. Y comenzamos a tocar las puertas de las instituciones y las empresas en busca de apoyo”.
En ese instante es que surge la conexión con Inpaco, empresa paraguaya con visión social, que se sumó al proyecto. “Hay muchas formas de colaborar, podés donar dinero directamente a alguna causa social, pero es diferente cuando te involucrás en el trabajo y con la gente que se beneficia con tu aporte. Fue lo que pasó con este proyecto. Cuando supimos de él nos involucramos de lleno y convocamos a otra empresa local que trae paneles solares, Campo Solar, que es nuestro cliente. Esta empresa donó los paneles para abastecer de energía a El Solitario y nosotros acompañamos toda la parte técnica”, señaló por su parte Javier Viveros, director de Inpaco.

Una esperanza
Una colonia menonita había donado hace un tiempo atrás un pequeño motor naftero, una bomba eléctrica y la construcción de un aljibe con un tanque en altura para la utilización del agua. Sin embargo, la dificultad para conseguir combustible para el generador hizo imposible su uso continuo.
Con la instalación de estos paneles solares, la comunidad hoy puede hacer uso de ventiladores, un congelador y una línea de focos eléctricos. Según Viveros, gracias a las baterías especiales que se utilizan para conservar la energía absorbida por los paneles, la provisión de energía es continua y puede durar hasta días seguidos. Otra ventaja es que los paneles donados por Campo Solar son de gran resistencia, al punto que se prevé una autonomía de unos cinco años sin necesidad de ningún mantenimiento.
“Con esto se abre un nuevo panorama esperanzador para la comunidad. Se abren mejores perspectivas para su nivel de vida, ya que con la electricidad se podrán desarrollar otras iniciativas, por ejemplo, para la provisión permanente de agua potable”, señaló Yan Speranza, director ejecutivo de la Fundación Bertoni.
Paradójicamente, las dificultades que enfrenta El Solitario por su ubicación, la convirtieron en asiento de una iniciativa de vanguardia en el país, a través de la aplicación de la energía solar. “Con esto no solo queremos ayudar a la comunidad a mejorar su calidad de vida, sino dejar un mansaje sobre las posibilidades que se abren en cuanto al uso de energías limpias, como en el caso de la solar, especialmente para beneficio de comunidades alejadas donde se dificulta la llegada del servicio de energía eléctrica”, agregó Laura Villalba.
Luego de la instalación, en diciembre pasado, de un sistema de provisión de energía mediante paneles solares y generadores eólicos en el destacamento militar de Joel Estigarribia, en un proyecto impulsado desde el Parque Tecnológico Itaipu (PTI), ésta es la segunda iniciativa que se desarrolla para beneficio de una comunidad paraguaya de varias habitantes. Y lo resaltante es que ambos proyectos funcionan en territorio chaqueño.
Además de la instalación del sistema de paneles solares, gracias a la colaboración de varias personas e instituciones, también se realizaron mejoras en las instalaciones de la escuela y se equiparon las aulas con nuevos muebles y útiles escolares.
Chaco Trinacional
Como mencionábamos, el proyecto “La luz del Solitario” se enmarca dentro de la Iniciativa Chaco Trinacional, que la Fundación Moisés Bertoni impulsa junto con la organización argentina ProYungas y la boliviana NATIVA. Consiste en un espacio de conservación y manejo de recursos naturales a nivel trinacional en la cuenca media del río Pilcomayo. Con esta idea, organizaciones de los tres países se unen para trabajar en el Chaco en uno de los ecosistemas más importantes del continente.
El proyecto busca generar conocimientos e informaciones en los 3 países en relación con los procesos de deforestación y degradación de los bosques, implementando operaciones piloto de desarrollo económico local sostenible e inclusivo en rubros como: carne, artesanía indígena, pesca, y turismo, entre otros.
La iniciativa en El Solitario también está abierta a la colaboración de la ciudadanía. Las formas de dar apoyo son a través de la web: www.laluzdelsolitario.com.py, poniéndose en contacto con la Fundación Moisés Bertoni al: (+595 021) 608 740/2 ó directamente depositando en la cuenta la FMB en Visión Banco: No. 9001 4504-7.