sábado, 29 de agosto de 2009

Del archivo (de esas cosas que uno a veces escribe)


Llueve
Este el sitio más solitario del mundo esta noche
y es dos veces solo cada vez que llueve
y no estás
Aquí el silencio pide tu boca fresca
y las sábanas repiten mil veces tus pechos desnudos
El tiempo se derrama de a poco
El reloj cuenta, cansado,
las horas de tu improbable retorno
Dos sillas esperan en mi balcón
mediterráneo sin tus costas

Llueve,
como todas las lágrimas del mundo,
y en los charcos que se forman
se ahogan tres preguntas:
¿Cómo hago de esta puerta
unos versos para dártelos?
¿Cómo hago de esta silla
una canción con tu nombre?
¿Cómo hago de estas cortinas viejas
el mejor de tus vestidos?

Quisiera con unos de esos rayos
sacarte de esta órbita,
salir y enjuagarme desnudo de todo,
pero miro a la calle
y afuera todo es zumbido que pregunta por vos.
ap


Tengo
tengo un te quiero entre dientes
esperando escapar a vos
aguardando ser pulso
proyectil
y quebrar cristales y silencios

prisionero de toda una tarde
mi te quiero solo quiere verte
clavarse en tus oídos
salir disparado
entre signos de admiración y flores

quiere ir volando vivo
mariposa de susurro
y abrirse camino entre tus cabellos
llegarte
quemar en el aire la distancia hasta tu piel

hay un te quiero mirando a tu nuca
hirviendo mucho en la boca
quemando las encías

hay un te quiero filoso que clava y brilla
lagrimea cuando suena
y se abre en manos

hay un te quiero que ya no aguanta
rebosa los labios y se derrama
catarata de sueños y peces
caricia de agua
cae en tus oídos caracoles y se pierde dentro tuyo

pasea jubiloso en tu cuerpo
autopista, recipiente de mi amor
moja tu corazón, lo envuelve y dice:
te quiero
te besa los párpados, te deja dormida
ap


Paremos el tiempo
¿te das cuenta que somos nosotros
los que estiramos el día?
cuando pisamos
con los párpados
cuando alargamos la mirada
sobre alguna calle

y el día viene
nos pasa, nos roba
y se escapa
saltando los edificios

paremos el tiempo
dalena
no hagamos pie hoy
dejemos que escapen
esos locos segunderos

quedate acá nomás
en los hombros
quedate así
quieta horizontal, hermosa y húmeda

y sonreí
mientras te escribo en la espalda
verbos sin tiempo

veremos luego, si
luego veremos
qué hacemos con las horas
cuando nunca amanezca


La luz
Te vi, justo cuando levantaba la mirada te vi.

Venías por ese pasillo con tus pecas. Tus pecas jugando en tu rostro sobre tu sonrisa. Y yo justo levantaba la vista, y te vi. Y recordé que te había visto y no recordaba. Pero eso no importaba, porque te vi, y fue como esas veces que por primera vez ves algo que querías ver.

Te vi un ratito, minutos, quizás, y sentí que te vi por más tiempo que a toda esa gente que vi mucho tiempo más por esos días.

Y luego no te vi mas. Pero me quedé en esa mirada, donde se prendió algo solito. Y ahí quedó, con la lucecita encendida, como el stand by de la tele cuando la apagas con el control remoto. Fue como si me hubieras prendido y llevado el control contigo.

Venía con la mirada baja, en la oscuridad de otras cosas. Con el amor apagado.

Y te vi, justo cuando levanté la mirada, y ahora mi amor es como una luz que se prende.
ap

2 comentarios:

Somos Todos Infiltrados dijo...

mirá art tu faceta poema y romantica... no la conocía... van besos poéticos y romanticos suerte amigo virtual...

Cynthia Lopes dijo...

Arturo,
tens que deixar sair do arquivo estes seus poemas tão lindos e doces, gostei muito!
Um grande bj desta su amiga brasileña, Cynthia