miércoles, 30 de noviembre de 2016

“Todos queremos volver y aportar nuestro grano de arena”

Nota con estudiantes paraguayos en Taiwán. Cobertura para La Nación de la asunción presidencial. Mayo 2016

Nota en La Nación

Alrededor de 100 estudiantes paraguayos se forman actualmente gracias a becas del gobierno taiwanés en diversas universidades de Taiwán. En nuestra visita a la isla tuvimos la oportunidad de compartir con algunos de ellos en la ciudad de Tainan, donde nos contaron sobre sus vivencias, sus luchas y sueños, todo en torno a un delicioso asado “a lo Paraguay”.




Como era un encuentro entre paraguayos no podía ser de otra forma que con un buen asado de por medio. Pero no era un encuentro cualquiera, ya que se hizo en la lejana Taiwán, donde alrededor de 100 estudiantes compatriotas se forman, becados por el gobierno taiwanés, en diferentes universidades del país asiático.

En nuestra visita a Taiwán, días atrás, tuvimos la oportunidad de visitar la ciudad de Tainan, ubicada al sur de la capital, Taipei. En el sur estudian unos 20 paraguayos y paraguayas. Algunos de ellos, como gesto de bienvenida, organizaron un encuentro en torno al tradicional asado “a lo Paraguay”. En esa amena noche pudimos compartir algunas de sus experiencias, así como los desafíos que tuvieron que enfrentar y los anhelos de retornar al país, competir y sobre todo aportar al desarrollo.

Una pequeña plaza de la ciudad fue el punto de encuentro. Unos diez paraguayos y paraguayas, además de algunos estudiantes latinos y otros locales se juntaron en torno a la parrilla portátil, donde ya el fuego esperaba los cortes de carne y los chorizos. “La carne paraguaya es por lejos mejor, pero se puede encontrar también buena carne acá. No tienen la variedad que tenemos, pero sirve para un buen asado. Nos solemos reunir de tanto en tanto, hacemos vaquitas y así compartimos. También tenemos otras actividades, como la Copa América de fútbol, donde hay equipos de toda Latinoamérica. Nosotros tenemos nuestra selección paraguaya”, cuenta Ernesto Rojas, estudiante paraguayo quien lleva cuatro años en Tainan, cursando la carrera de Marketing Management.




Nelson Scuderi, por su parte, estudia en Kaohsiung, pero vive en Tainan. Está hace dos años en Taiwán y cursa un masterado en Internacional Pacific Affairs. A la consulta de cómo va llevando la vida en Taiwán, lo primero que destaca es la solidaridad paraguaya. “Venimos al otro lado del mundo para darnos realmente cuenta de que un paraguayo siempre está para cuando necesitás. Otro ejemplo grande son los hermanos estudiantes latinoamericanos. Ellos tienen siempre la curiosidad de cómo el paraguayo puede ser tan solidario y cómo, cuando hay una reunión entre paraguayos, está el tema de sentarse en círculo para tomar tereré y hablar de lo que sea”. Ernesto agrega: “Al comienzo es difícil, muchos desafíos, culturas muy diferentes, el idioma, la comida, sobre todo para nosotros que hablamos mucho de la comida, pero nada de todas dificultades podrían haber sido subsanadas de alguna u otra manera si nosotros no teníamos el apoyo de otros paraguayos”.

En chino

Sin duda una de las barreras más importantes a vencer es el idioma. En este sentido, todos los becarios a Taiwán realizan un primer año de chino mandarín intensivo. Y hay incluso casos como el de Liliana Cárdenas, que cursa su carrera completamente en ese idioma. Liliana sigue Marketing y Logística y es también la única extranjera de su clase. Luego de casi cinco años de estudio está a punto de recibirse de licenciada. Su proyecto es volver al país. “Estoy muy contenta y orgullosa de estar llegando a la meta. Al comienzo costo un poco, como todo, pero luego una se va adaptando y hoy puedo decir que logré el objetivo, estoy a punto de recibirme y volver a Paraguay, con mi familia. La experiencia es realmente fantástica, yo le recomiendo a todos porque ayuda realmente muchísimo. He madurado muchísimo como persona”, señala.

Otros estudiantes han sentido también el rigor de vivir en una cultura distinta, además de la presión de una sociedad muy competitiva. Romina Cristaldo vino a estudiar a Taiwán desde la ciudad de Pedro Juan Caballero. Hoy se encuentra culminando el tercer año de Recursos Humanos. “En mi caso costó mucho el idioma, hasta ahora es lo que más me cuesta porque no tengo mucha ayuda de mis compañeros, muchas veces pasé materias por milagro, porque me enteré a última hora que rendía. Acá en Taiwán la competencia es brava entre compañeros y socialmente, en muchos aspectos hay mucha competencia. Pero con los años uno va a aprendiendo como valerse por sí mismo y eso facilita mucho las cosas, aprende como a vivir el día a día, dónde recurrir cuando uno necesita ayuda, en qué supermercado ir a comprar algo que te gusta o algo parecido a lo que comés en casa. Mucho tiempo estuve sola en una ciudad, así que me tocó aprender cosas por mí misma, inclusive tuve que buscar casa por internet. Al comienzo era como que había mucha presión de la universidad también, porque ellos también estaban como experimentando. Era la primera extranjera en el departamento. En mi universidad no hay extranjeros. Pero ahora ya estoy bien, ya estoy mucho mejor”.

Ser “valé”

Además de la gran solidaridad que mencionan los estudiantes, es de destacar la madurez que tienen estos jóvenes para sobresalir en una sociedad con códigos bien distintos. Liliana cree que parte de la clave está en los mismos genes: “Creo que paraguayo es ‘valé’, como se dice, como cultura somos guapos, nos vamos, preguntamos; la mayoría estamos a veces solos, en carreras totalmente en chino, entonces tenés que ir a lidiar con esas cosas y eso nos destaca a los paraguayos acá en Taiwán. Somos personas que lidiamos, que luchamos con tal de conseguir pasar la materia. Estos años de estar acá me demostraron que somos así”.




A pesar del desafío que representa, Daisy Espínola, de San Lorenzo, dice no arrepentirse de haber optado por la beca y que todo ha tenido su recompensa. “Creo que la decisión que tomé al aplicar a esta beca y aceptar esta oportunidad me abrió las puertas a muchísimas cosas, porque desde ahora tenemos como otra perspectiva de lo que queremos, y queremos mejorar nuestro país y es por eso que seguimos acá luchando”. Daisy está estudiando hace tres años Microbiología Molecular e Inmunología.

La Asociación

Encontrar esa mano guía y amiga es fundamental para cualquier estudiante que llega recién a Taiwán. Por los requisitos de la beca, los estudiantes llegan muy jóvenes (el promedio de edad de los becarios es de entre 18 y 27 años) y precisan ser ayudados en varios temas, desde los más complicados a los más básicos. Esa funciona la vienen cumpliendo en buena medida los estudiantes con más años en el país, a través de la Asociación de Estudiantes Paraguayos en Taiwán (www.apetaiwan.org).

“Al principio la beca enviaba solo a dos o tres personas, pero desde el 2005 empezó a gran escala. La Asociación surgió en el 2008 a iniciativa de los primeros becados, para dar apoyo entre los estudiantes y preocupados también por el tema del retorno, qué pasaba de nosotros una vez que retornemos al Paraguay. Incluso hay una asociación de ex becarios con la que trabajamos conjuntamente”, comenta María José Mayeregger, caacupeña, quien hace ocho años fue a Taiwán, primero para estudiar un año de chino, luego la carrera de Ciencias Políticas y Diplomáticas y luego una maestría de dos años en Negocios. Hace un año trabaja en una empresa, lo que le servirá de experiencia laboral ya que piensa retornar al país en diciembre.

Otro estudiante “veterano” es Walter Leguizamón, de Luque. El está hace siete años en Tainan, ahora terminando la maestría en Ingeniería Eléctrica, escribiendo la tesis y esperando con ansias la hora del retorno. La Asociación, cuenta Walter, “cumple un papel de nexo entre los estudiantes que estamos acá y Paraguay, para informar sobre las empresas y cómo está el campo laboral en nuestro país”. “El hecho de que tengamos una asociación es un gran logro. En Taiwán el paraguayo es muy valorado, mismo entre otros latinoamericanos, porque somos el primer país que se puso las pilas y se organizó entre estudiantes, tuvo la idea, el objetivo y lo logró, y lo seguimos logrando con cada día que mantenemos la Asociación”, agrega María José.

El retorno

Ya con sus carreras terminadas o a punto de terminar, María José y Walter nos cuentan también sobre otro gran desafío: el retorno.

“Nuestro desafío es ir a competir allá con los demás estudiantes paraguayos, nosotros vamos allá a demostrar lo que sabemos, no esperamos tener todo en bandeja sino ir a competir y demostrar la preparación que tuvimos acá. Estoy seguro que el 100% de los paraguayos acá está con ganas volver y aportar su granito de arena. Oportunidades en Taiwán siempre hay, aquí y en otro lados, de seguir estudiando o trabajando, pero como te digo, yo estoy seguro que todos tenemos ganas de ir al Paraguay. Me faltan dos meses para volver, estoy también con esa incertidumbre pero estoy emocionado de retornar e ir a aportar desde donde me toque. Yo todavía no cuento con experiencia laboral, salí a los 18 años, terminé el colegio y vine, y estoy dispuesto a pagar el derecho de piso como se dice y después ir para arriba y seguir buscando lo que quiero”.

“El miedo siempre va a estar –afirma por su parte María José-, pero también teníamos miedo al venir a enfrentar acá los desafíos, y no veo por qué en nuestra propia tierra no podamos lograrlo”.

Es un potencial enorme el que tiene el Paraguay formándose en las universidades taiwanesas gracias a las becas del gobierno asiático. No solo en el sentido de profesionales que salen con una instrucción de alto nivel. Sino también porque son jóvenes con un gran anhelo de un país mejor y que tienen al país como prioridad. Un tema recurrente, por ejemplo, es la falta de experiencia laboral, ya que los años que pasan en Taiwán son casi exclusivamente de estudio. Por ello, sería bueno que en adelante se mejoraran los canales para que estos profesionales vuelvan al país sin tanta incertidumbre, luego de haber hecho tanto esfuerzo en sus estudios.

El asado estuvo en su punto. Excelente. Nada que envidiar a los que se arman bajo las frondosos mangales en Paraguay. La noche avanzaba en esa esquina de la lejana en Tainan, y en el silencio del barrio alguna palabra en guaraní sonaba para hacer desaparecer por un momento la distancia.

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