sábado, 14 de marzo de 2009

Recuerdo vivo del consagrado dúo folclórico Peña-González

Paulino González evoca cincuenta años de música

Publicado en Diario La Nación
La muerte de Adolfo Peña, el 1 enero de 1998, interrumpió un largo camino artístico.
El bar Ideal funcionaba en los años 50 en la esquina del Teatro Municipal. Allí ofrecía todos los días espectáculos de música folclórica desde la mañana, teniendo en el escenario a conjuntos como Los Indios, el dúo Riveros-Echagüe o el dúo Barrios-Espínola, entre otros.

Entre esas estrellas hacían también sus primeras armas dos jóvenes talentosos que se presentaban bajo el nombre del dúo Peña-González, integrado por Adolfo Peña y Paulino González.

“Eso era allá por el 52”, recuerda Paulino González, quien en noviembre pasado cumplió 80 años de vida, pero que sigue transitando el camino de la música, hoy ya sin su dúo. Con el dúo Peña-González, Paulino escribió una historia de cinco décadas de música, entrando a la galería de los conjuntos más renombrados de nuestra música. Una historia que se vio repentinamente finalizada con el fallecimiento de Adolfo Peña, el primero de enero de 1998, en el mes que recordaban su 50 aniversario con el arte.

Las primeras anécdotas de Peña-González se remontan a un almacén del entonces barrio Piñoty kora (zona de Azara y Curupayty). “Allí de jovencitos nos juntábamos a tocar y en ese lugar, allá por el 47, se puede decir que comenzó el dúo. Por eso digo que llegamos a los 50 años en la música y fuimos uno de los dúos más antiguos”.

El destino también jugó su parte en esta historia. “Resulta que había un cantante, Silverio Rojas, que cantaba muy bien y yo quería formar el dúo con él. Pero vino un músico de apellido Ovelar y un día me dijo: “Rejavy ningo nde Paulino, Peña la nde duora (Te equivocás Paulino, Peña es quien tiene que ser tu dúo). Y creo que Ovelar no se equivocó”, dice.

Uno de sus primeros escenarios del conjunto fue el bar La Campana, que funcionaba en Teniente Fariña y Estados Unidos. “Era en el 50 más o menos. En esa época Peña estaba en el cuartel y yo iba y pedía permiso por él para salir para ir a actuar”, rememora Paulino, y trae una anécdota: “Un día nos invitaron a un festival en el barrio San Antonio y como Adolfo tenía solamente su uniforme verdeolivo del cuartel (así actuaba en La Campana), mi hermano Nemesio le prestó un pantalón para la actuación, hecho de una bolsa grande de azúcar; eso se teñía y se hacía ropa. Allí en el festival nos encontramos con Carlos Centurión, que también iba a actuar. Él le vio a Adolfo con el pantalón de bolsa de azúcar y le dijo: “Chamigo ivaiterei la nde kaso, te voy a prestar el mío (Amigo, es muy feo tu pantalón…). Pero como Centurión era mucho más bajo que Peña, al final el pantalón le quedó por su canilla, pero igual salió así al escenario. Qué se va a hacer, éramos pobres…”.

En el 51 comenzaron a actuar en las audiciones de radio Guaraní. El animador del programa, Celestino Álvarez, les presentaba como el “ya consagrado dúo Peña-González…porque éramos ya un poquito conocidos y veníamos de actuar en Buenos Aires. De ahí quedó como Consagrado dúo Peña González”, cuenta Paulino.

Tras esos primeros años, comenzó un camino de innumerables actuaciones en escenarios de Asunción, del interior del país y de países de la región, como Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay, llevando la música paraguaya como una forma de vida.

La Curva

Hoy día abandonado, el local ubicado en la esquina de la avenida Fernando de la Mora y Rodríguez de Francia, atrás del Mercado 4, fue hasta hace unos atrás, uno de los últimos bastiones del folclore paraguayo. En esa esquina funcionó desde 1971 el bar parrillada La Curva. “La Curva fue como nuestra segundo hogar -cuenta Paulino-. Allí tocamos durante 28 años junto con grandes amigos artistas, como Quintana-Escalante y otros. Recorrimos muchas parrilladas, como el bar Amambay, la Churrasquería Sajonia, el Jardín de la Cerveza, El Palenque, el Ñanduti… pero La Curva fue realmente nuestra casa. Muchas noches, mucha bohemia también”.

Peña-González grabó pocos materiales discográficos teniendo en cuenta su extensa carrera. Fue así que su renombre se lo fue ganando en los escenarios de las recordadas parrilladas asuncenas y en los festivales folclóricos en todo el país. “Yo me siento satisfecho realmente, porque aunque no tengo muchas cosas, muchos bienes, puedo decir que tengo muchos amigos, y eso es lo interesante, porque hasta ahora ellos me invitan a reuniones familiares, yo voy y canto y la mayoría me da alguna propina buena y con eso me ayuda”.

Apenas termina la entrevista, Paulino toma su guitarra y entona una guarania. Y la fuerza y la pasión que hay en su voz, nos aseguran que éste recuerdo vivo del Consagrado dúo Peña-González seguirá latiendo aún, exaltando la memoria del recordado conjunto paraguayo.

Con Perurima

Paulino guarda en un lugar muy especial de sus recuerdos el hecho de que Peña-González fue el primer grupo en tocar con Mauricio Cardozo Ocampo, cuando éste regresó de Buenos Aires para formar la recordada orquesta Perurima. “El fue a invitarnos para integrar su conjunto. Don Mauricio con su flauta, Virgilio Centurión con violín, un bajo y el arpa a Wenceslao Gómez, así empezamos. Los domingos hacíamos audición en Radio Nacional”.

Luego de varias actuaciones y ricas experiencias vividas, el dúo fue reemplazado por el cantante Magno Soler. “Pasa que Peña no apareció en un par de audiciones, don Mauricio se enojó un poco y se quedó nomás con Soler. Me molestó un poquito sí con los años que los artistas que integraron después Perurima no hayan destacado que nosotros habíamos comenzado acá con don Mauricio. Pero bueno, esas cosas también son ya anécdotas”, agrega.

1 comentario:

Alicia Galeano dijo...

Me encanto leer esto,y gracias por tu sensibilidad para rescatar este tipo de historias,soy tu seguidora desde hoy.Saludos